Articulo revista Predicciones
Me siento bendecida y agradecida porque ahora puedo ver cómo siempre he contado con la presencia de los ángeles en mi vida, al principio los veía como luces de colores, sonidos dulces o campanas de la nada, brisas con aromas a jazmín y rosas, los sentía cuando de niña uno de mis hermano me coronaba con flores de Camelia en la Quinta Vergara, mi Viña del Mar natal, siempre en mi pelo aparecen plumitas blancas, incluso ahora cuando no tengo, mi hijo menor me las coloca intencionalmente. Los siento como; susurros en mi oído con mensajes amorosos, de calma, precaución, visiones o imágenes mentales de lo que se viene, para poder acompañar, iluminar a otros o estar prevenida.
Luego comencé a reconocer su intervención a través personas y animales absolutamente desconocidos que aparecían en el momento exacto y oportuno, para ayudarme o protegerme. Si bien siempre los ángeles estuvieron ahí no fue hasta que mi hija mayor debutó con una enfermedad muy extraña, con un pronóstico incierto, que al enfrentarme a la posibilidad de su pérdida o muerte, comencé a comprender que ellos con tristeza me observaban sin poder intervenir, hasta que un día rendida ante la vida y la voluntad divina pedí desde el corazón su ayuda y acepté ser su canal en la tierra.
“Sentí en lo más profundo de mi alma que debía entregarme a su servicio, ese día todo comenzó a cambiar”.
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